martes, 17 de junio de 2014

Sociología de la educación – Francisco Fernández Palomares

Sociología de la educación   Francisco Fernández PalomaresParece necesario explicitar, como , las líneas básicas del proyecto que hemos tratado de y que las personas que lo utilicen juzgarán hasta qué punto lo hemos conseguido. No hemos querido hacer un más de de la , sino un libro diferente y que se dirige sobre (pero no sólo) al alumnado de , a profesionales del campo educativo y a to­da persona interesada en el campo social de la educación. De hecho en los últimos años han proliferado los manuales, o libros que se presentan como tales, hechos con y desde una concepción u otra y la mayoría de ellos de una gran calidad. Lo dife­rente que hemos intentado ha sido darle un enfoque práctico para la docencia, tal co­mo en muchas ocasiones varios de los coautores del libro, desde la larga experiencia docente con que contamos, hemos comentado en nuestras reuniones anuales de la Asociación de Sociología de la Educación (ASE). Aunque hay ya muchos manua­les, faltaba uno donde predomine este criterio: ayudar a mejorar la actividad prácti­ca y concreta de la enseñanza de nuestra materia. Por eso hemos incorporado textos para comentar que permitan acceder de manera más eficaz a las ideas nucleares de los temas, esquemas, gráficos, diálogos y propuestas de debates, etc. En cada tema se proponen actividades, a realizar individualmente o en grupo, que pretenden ayu­dar a captar el interés del alumnado y a lograr su mayor implicación en la Sociología de la Educación como campo de conocimiento apasionante. En la ASE además hay constituido un grupo de sobre la docencia de la Sociología de la Educación y en nuestra (www.ase.es) pretendemos debatir y poner a disposición de los inte­resados y de manera abierta debates, materiales y recursos que nos parezcan de interés.
No hemos pretendido un reading más, sino crear un instrumento útil para nues­tro trabajo de enseñar Sociología de la Educación a nuestro alumnado. Pretendemos que sea un instrumento que facilite la comunicación con ellos y que ayude eficaz­mente a superar las dificultades que venimos constatando se interponen en su acce­so al campo específico de la Sociología de la Educación, tales como su falta de conocimientos y formación sociológica previa, el fuerte predominio en nuestra so­ciedad de referentes culturales que no siempre favorece la reflexión crítica y el in­terés por los planteamientos críticos propios de la sociología, aspectos que tienen sin duda que ver con el hecho de la diversificación de origen social del alumnado que accede actualmente a la Universidad, consecuencia directa de la ampliación y democratización de ese acceso. También son necesarios planteamientos claros y bien construidos que ayuden a implantar con mayor firmeza el discurso sociológico sobre la educación y sus aportaciones, en contextos como el mundo de las ciencias de la educación, históricamente dominado por otros saberes como la didáctica y la psicología, pero que cada día vemos con más claridad que debemos construir desde la interdisciplinariedad.

La Universidad española se está tomando muy en serio durante los últimos años la investigación, en la que hay que reconocer importantes progresos. Y debe hacer lo mismo con la docencia. Es más difícil. La docencia de calidad debe poder co­nectar con la situación y las experiencias reales del alumnado, pero del concreto que nos llega a las aulas, con los conocimientos de hecho que tienen, con los hábitos in­telectuales de que disponen configurados por la experiencia escolar anterior… Esto a veces está lejos del ideal universitario de una muy elevada cultura, abstracta y muy especializada. Pero la docencia ha de saber ser este puente que permita al máximo de las personas que entran en ella progresar, formarse y llegar a alcanzar ese saber científico crítico que es un bien social básico, y desarrollar así lo máximo posible sus capacidades de reflexión y de pensamiento, convirtiéndose así en un medio de mejora cultural de toda la sociedad y no sólo de las élites.
Hemos pretendido esto sin renunciar a la solvencia, a la profundidad científica y la seriedad y rigor teóricos. Tiene que ser así. De manera que nuestras clases sean para nuestro alumnado una oportunidad real de acceder a un conocimiento científi­co, profesional y socialmente útil, como hoy es la Sociología de la Educación. Para eso, aparte de preocuparnos por ofrecer contenidos sólidos y actualizados, hemos incorporado bibliografías básicas y complementarias en cada uno de los temas con el fin de invitar e incitar a la lectura directa de los textos básicos, que consideramos el mejor referente para la formación .
La buena sociología es siempre crítica. Hemos trabajado con interés en la realiza­ción del libro convencidos de la importancia de la perspectiva sociológica y de sus imprescindibles e importantes aportaciones a la formación del profesorado y a la di­námica del cambio de la educación inserta en los procesos de cambio que definen la dinámica de la sociedad, la nuestra al menos orientada hacia la implantación de lo que llamamos sociedad del conocimiento y hacia la profundización democrática. Merece la pena el esfuerzo, que sin duda continuará para mejorarlo en sucesivas edi­ciones si hay lugar.
La educación es una praxis humana donde más que hacer cosas se pretende cons­truir bienes morales y humanos que implican reflexión, conocimiento y opciones de valor. Quienes colaboramos en este libro lo hacemos convencidos de que la socio­logía crítica de la educación ha sido un saber que ha colaborado de manera funda­mental a la construcción de prácticas escolares renovadas y transformadoras orientadas a la consecución de la «escuela para todos» que demanda la sociedad de­mocrática en que vivimos. En concreto aporta visiones diferentes (a las comúnmen­te aceptadas u oficialmente establecidas) de muchos aspectos institucionales de la escuela y un conocimiento imprescindible para el educador de la dinámica y el cambio de la sociedad en que vivimos y en la que han de insertarse como ciudadanos las personas que educa, con lo que pone a disposición de los profesionales del campo de la educación un marco necesario e imprescindible de organización y orientación de sus prácticas profesionales. Además con sus trabajos de investigación está cola­borando a un conocimiento más profundo y objetivo de muchos aspectos más con­cretos de la dinámica escolar: el funcionamiento de la discriminación de género o clase social (para contribuir a superarla), las nuevas formas de los procesos de in­serción laboral y social y el papel que corresponde a los títulos escolares, la relación entre la heterogeneidad social del alumnado y sus comportamientos ante la escuela, la incidencia de los cambios sociales en los modelos de profesorado, etc. Por todo ello es un elemento fundamental e imprescindible en la formación y en el trabajo co­tidiano de todos los profesionales del campo social de la educación. Y a hacer esto realidad se orienta el libro que hemos construido.
Quiero terminar agradeciendo a todos los colaboradores su trabajo y la atención prestada a mis sugerencias. Cada autor es responsable de su parte y yo del marco y planteamientos generales de la obra. A la Editorial Pearson-Prentice Hall su interés y su decisión de publicar este libro.

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